Cuida tu pueblo
Los pueblos son fundamentales para nuestras vidas. Tener un pueblo es tener un sitio al que volver, un lugar en el que encontrarse, un espacio de relación social. Nuestros pueblos son universidades para la vida en común. En las plazas, en las parroquias, en los parques y en los mercados aprendemos el significado de palabras como arraigo, confianza, amistad, tradición, cuidado o solidaridad. Allí descubrimos la importancia de la convivencia, el valor del bien común y el sentido de la pertenencia.
En un mundo cada vez más global es bueno recordar que nuestras experiencias no tienen lugar en el vacío, sino que transcurren en entornos concretos que dicen mucho de cómo somos. Nuestros pueblos no son un decorado inerte o una simple unidad administrativa: son la suma de muchas familias, muchas generaciones, muchas relaciones vecinales, muchos paisajes, muchas costumbres y rutinas compartidas, muchas vivencias heredadas, muchos pequeños comercios y hogares en los que otros compraron, vendieron o habitaron. Nuestros barrios son comunidades que unen pasado, presente y futuro.
La existencia de los pueblos tal y como los hemos conocido siempre está hoy en entredicho. La desindustrialización y la deslocalización de empresas arruinan nuestro futuro. La competencia desleal hunde a nuestros productores. El abandono de la Administración nos condena a la falta de dotaciones y a la despoblación. Las ocurrencias de los progresistas atacan nuestras costumbres y tradiciones.
Los pueblos de hoy son una caricatura de tiempos mejores. Donde ayer había fábricas pujantes, hoy hay edificios abandonados. Donde ayer había pequeños comercios, hoy hay cierres bajados y un mar de carteles de “se vende”. Donde ayer había colegios llenos de niños, centros de salud cercanos o sucursales bancarias hoy hay unos servicios mermados. Donde ayer había trabajo y oportunidades, hoy hay expedientes de regulación de empleo, colas del paro y cientos de sueños rotos. Donde ayer había familias unidas y felices, hoy hay abuelos que ven a sus nietos una vez al año y jóvenes obligados a vivir a cientos de kilómetros de sus padres.
En una situación de incertidumbre como la que atravesamos es necesario defender unos pueblos fuertes, que garanticen el bienestar de las familias y que sirvan como refugio ante la ruptura de los vínculos sociales, la disolución de nuestra identidad y las inclemencias de una economía cada vez más globalizada.
Ha llegado el momento de proteger lo nuestro. Ha llegado la hora de volver a lo local. Atendiendo nuestros pueblos, responsabilizándonos de la suerte de nuestros vecinos, reforzando las redes de solidaridad, priorizando el consumo de proximidad, cultivando la confianza y el trato cercano y preservando los hábitos transmitidos por nuestros padres estaremos también cuidando de nosotros mismos, estaremos cuidando de nuestra identidad.
La patria empieza en los pueblos. No permitamos que nos los arrebaten.
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En VOX sabemos que hay cosas que merece la pena cuidar y conservar y que hoy están en grave riesgo.
La patria empieza en los barrios y en los pueblos. No permitamos que nos los arrebaten.